¿Por qué la Mesa de Escritores de la Araucanía asumió la denominación de Juan Pablo Ampuero?

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"Para las personas de nuestro Temuco que tienen mayor o menor proximidad al quehacer literario, la respuesta resulta obvia; porque es de toda justicia luchar por la pervivencia de una figura prócer del siempre arduo mundo de las letras."

Rafael Storni


jueves, 16 de septiembre de 2010

Jaime Medina sobre poesía lárica en Tiempo21




Poesía Lárica

Hablar de poesía lárica es indagar cómo se gesta este movimiento poético en la literatura chilena. Los elementos que evocan el lar son la tradición y la historia que ligan al ser a ese “realismo secreto” presente en la memoria.

Neruda, en Canto General, escribe un poema a Juvencio Valle donde resalta:

“Juvencio nadie sabe como tú y yo el secreto
del bosque de Boroa: nadie
conoce ciertos senderos de tierra enrojecida
sobre los que despierta la luz de avellano.
Cuando la gente no nos oye no sabe
que escuchamos llover sobre árboles y techos
de zinc, y que aún amamos a la telegrafista”.

Esta poesía surge como una respuesta a un ser cautivado por lo foráneo, en su aceptación y valoración de la influencia externa se desarraiga de su realidad como identidad y sobrevalora toda influencia externa como modelo de vida y sociedad.
Es esta alienación poética, la que desplaza a las tradiciones e identidad como parte de la herencia acunada en el lar. La gran urbanización con su modernidad y tecnología va sepultando los lugares, leyendas e historias y hace del ser humano un ser carente de sus raíces.

Jorge Teillier, el poeta que se define como “Guardián del mito” nos señala:

"Sabías que las ciudades son accidentes
Que no prevalecerán frente a los árboles
Que la poesía no se pregona en las plazas
Ni se va ha vender a los mercados a la moda”

Teillier plantea un tiempo de arraigo, de mantener ese espacio inmemorial donde las palabras, objetos, personajes y mitos, permiten mantener la memoria.
Se resalta la edad del oro, pues allí se acunaron las leyendas e historias.

Rolando Cárdenas en su poema Búsqueda señala:

“A veces es bueno abandonarse al propio olvido
Como si el saber sonreír fuera una fruta.
Ir por las calles perfectamente solo,
Sin más compañía que nuestra cotidiana tristeza y nuestros pasos,
Amando una vez más la sencillez del aire
de la manera como se recuerda la infancia,
o ese otro tiempo pulverizado
Cuando se buscaban las primeras estrellas en las charcas”…

A modo de síntesis afirmaré que la poesía lárica no es sólo nostalgia, es una forma de resistencia ante una abismante globalización que despoja al ser de su esencia pueblerina y provinciana.

Jaime Medina Cárdenas
Mesa Literaria IX Región





Poema que Neruda dedicó a Juvencio Valle:




Jaime Medina dedica la columna cultural de la edición 91 del semanario Tiempo21 a la poesía lárica. En sintonía con el editorial del periódico, que avisa sobre los peligros de la globalización que puede hacer olvidar las propias raíces identitarias y dejarse cegar por las luces de neón de "lo foráneo" -que no está, al cabo, en ninguna parte- la poesía lárica defiende el territorio secreto del "mudo corazón del bosque", la savia silenciosa de los árboles ((están llenos de saviduría)), que se hermana naturalmente con la sangre del poeta. No es de extrañar que este guardián de lo duradero escriba con su oído pegado a la tierra y escuche solamente, entre las voces, una.

Es de destacar cómo Jaime rescata dos términos a menudo usados despectivamente: "pueblerina" y "provinciana", para reivindicarlos, sin complejos, como positivos. La poesía no transita por las autopistas, sino por las lentas sendas del camino antiguo.

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