¿Por qué la Mesa de Escritores de la Araucanía asumió la denominación de Juan Pablo Ampuero?

¿Por qué la Mesa de Escritores de la Araucanía asumió la denominación de Juan Pablo Ampuero?

"Para las personas de nuestro Temuco que tienen mayor o menor proximidad al quehacer literario, la respuesta resulta obvia; porque es de toda justicia luchar por la pervivencia de una figura prócer del siempre arduo mundo de las letras."

Rafael Storni


domingo, 3 de julio de 2011

Jaime Medina presenta "De huellas en la lluvia"







Jaime Medina, pastor de palabras



Un día antes del natalicio de Jorge Teillier, el 28 de junio, presentaba Jaime Medina, pastor metodista y poeta, su libro “De huellas en la lluvia” en la Biblioteca Municipal Galo Sepúlveda. Afuera, el intenso tráfico, las luces parpadeantes, la helada prisa. Adentro, unas pocas palabras verdaderas. Cristian Cayupan consideró la ininterrumpida propuesta de su amigo Jaime como “un continuo bombardeo lárico” -es decir: un bombardeo de paz.


La vigencia del lar fue cuestionada al día siguiente en la celebración del aniversario de Teillier, que, debido a la toma de la Universidad Católica de Temuco, debió realizarse en el Club Radical, en un ambiente seguramente más afín al bardo lautarino. Defendió allí Medina la pertinencia del larismo hoy como una actitud de resistencia frente a la globalización, y en sus versos lo demuestra con coherencia inamovible, como árbol bien plantado.



En su propuesta lírica este integrante del Círculo de Escritores Juvencio Valle de Nueva Imperial sigue las huellas de sus maestros, acaso sobre todos Teillier y Vallejo, actualizando una corriente que busca el sentido frente a la deshumanización ambiente. La poesía es oasis de silencio en medio de los ruidos que nos dispersan, nos llama al detenimiento y a la escucha de esos otros sonidos mínimos, que pueden pasar desapercibidos pero son esenciales, y que nos conectan con los ritmos naturales en los que somos.



Jaime rechaza la asimilación de lar con nostalgia, y recuerda, con el autor de El mudo corazón del bosque, que le interesa sobre todo la nostalgia del futuro. Porque si hay nostalgia, que la hay, esta no se puede entender sin el contrapunto de la esperanza (y aquí la sintonía con Vallejo es indudable). Y porque acaso la esperanza sin memoria carece de sentido, es bueno levantar la raíz y volverla hacia el cielo.



Jaime insiste en el lar porque tiene sentido. Porque tiene sentido aún hoy, y siempre aún, seguir las huellas de Teillier. Porque en los sueños aún hay esperanza. Porque no se ha acabado la historia, porque la historia se hace día a día nueva y distinta, pero sin su raíz las cosas no respiran. Jaime Medina escucha hablar con claridad a las voces secretas de la naturaleza, de los seres borrados, latentes, a los desheredados. El poeta se atreve a desafiar la uniformidad del asfalto, del tráfago que no prevalecerá frente a los árboles. Ser lárico está pasado de moda, dirán algunos, acaso esclavos de las modas. Pero las estaciones no pasan de moda. Siempre vuelven. Las cosas naturales vuelven siempre. La poesía de este pastor de palabras congrega a los espíritus olvidados, a los casos perdidos, para devolverlos a la luz de la esperanza. Su palabra sencilla es resistencia disonante contra el barullo ambiente. Es el murmullo mínimo, apenas percibido bajo los cláxones. Es una invitación al encuentro, al departir, a convivir, a compartir pedazos de palabras. La poesía de Jaime Medina tiene sentido y nos rescata de la enajenación de la velocidad, pide detenimiento para descubrir que aún es posible avanzar por las sendas del camino antiguo, ese que está ahí mismo, y de tan cotidiano se nos ha hecho invisible. Jaime nos anima a reencontrarnos con nuestra propia vida, que habíamos perdido, y que podemos ganar.



Ya prepara este incansable vate un nuevo libro, “Hojas al viento”, que nos animará a despertar nuestros pasos en el camino viejo, y nos agitará como el viento de siempre, que es siempre nuevo.



Javier Aguirre Ortiz

3 comentarios:

  1. El habitar poético es un ponerse en juego por parte del hombre, en el decir poetizado lo extraño, lo desconocido, lo invisible es admitido en la imagen, incorporando la claridad, el resonar y el silencio. El habitar poético es también esa regresión en búsqueda de lo más puro de la inocencia, esa búsqueda de la niñez profunda que se hospeda en todo ser, astillando inquietudes que luego las vamos transformando en palabras, para darle uso en el sentir cotidiano.

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  2. es super bacan que se den inicitaivas lietrarias aqui en temuco donde los escritores no son muy bien vistos aqui enn temuco no se podria hacer un taller bueno para personas que nos les gusta leer y que igual quieren escribir?

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